domingo, 24 de febrero de 2008

Chachoooo estas fino.... estas paaaal Ironmaaan¡

En la jerga Pozo Iquierdana "Estar paaaal ironman" significa que el individuo al que se hace referencia, se encuentra a punto fisiológicamente para afrontar los retos que la competición y sus objetivos le proponen. Otra cosa bien distinta es estarlo además, mental y emocionalmente.

Estar fino desde un punto de vista más técnico es .." encontrar la mejor relación posible, entre el mínimo peso total del sujeto, la mínima masa grasa del mismo y la máxima masa muscular, en relación a la mayor producción de fuerza por unidad de tiempo, la fuerza relativa al peso del sujeto".

Yo hace tiempo que "estoy paaaal ironman" si a estos parámetros de composición corporal, nos referimos. Ello es intrinsecamente bueno, pues quiere decir que he alcanzado un momento climax en el proceso de evolución metabólica, tomando un ejemplo ecosistémico. He abandonado esos ritmos oscilatorios tan característicos de la mayoría de nosotros cuando nos sometemos a los ciclos de entrenamiento, con sus variaciones de peso y de composición corporal característica. Mi peso es estable y se mantiene en el tiempo, habiendo variado desde 75 kg de 2005 cuando regresé al triatlon, pasando por unos 72 en al año 2006 hasta mis actuales 69 kg.

Me he estabilizado. Me encuentro desde hace muchos meses en los valores del verano pasado ( pre-Embrún), incluso más fino. Y esa es la cuestión, estar siempre fino permite mejorar, disfrutar de buenas sensaciones en las disciplinas triatléticas, pero me genera la duda de si no es demasiado pronto para estarlo. Si en las próximas semanas donde "empieza de verdad el baile" en las que normalmente afinamos, sigo afinando, ¿cómo quedaré? ¿Y si la tentación del lado oscuro (ser ligero como la brisa) me lleva a sobrepasar el umbral de la relación óptima y perder fuerza relativa ? Porque si con 68 subo y corro bien, ¿ que no podría hacer con 66? ¿Me afinaré tanto? ¿Debo evitarlo?

La explicación de este proceso de estabilización obedece principalmente a mi trabajo semanal en el gimnasio. Mi trabajo me afina, mantiene un elevado gasto calórico que debo gestionar. En los ultimos meses imparto unas 10 horas semanales de ciclo indoor, de 2 a 4 horas de carrera y algunos entrenamientos personales que también suponen desgaste. Esta carga es integrada en mi programa de entrenamiento. El gasto calórico medio semanal asociado a la actividad física, puede acercarse a los 14/15000 kcal. Si añadimos el metabolismo basal diario (1799 kcal diarias) obtenemos un valor aproximado de 3799 kcal diarias que trato de reponer comiendo como un descosido.
Existen varios sistemas de valoración de la composición corporal que podemos emplear de forma habitual, unos más elaborados y precisos, otros más simples y reproducibles, que con sus limitaciones y condicionantes nos informan eficazmente de los efectos del programa de entrenamiento, sobre nuestra condición física. Yo utilizo de forma habitual (como la mayoría de vosotros) hasta 4 sistemas. Os los describo brevemente:
1) El Dr Tanita un pedante biológico.



El Dr. Tanita es un pedante. Bueno más bien un bioimpedante. El muy cabrón hace pasar a traves mio, desde sus electrodos, corrientes eléctricas que me recorren desde los pies hasta la cabeza y regresan de nuevo a los electrodos. Debo haberme vuelto muy frio e insensible pues a pesar de todo no siento nada. Asi pomposamente y despues de someterme a la humillación de posar para él desnudo, mirándome desde abajo, me describe someramente en función de mi peso corporal, % porcentaje de agua, % de grasa corporal, peso magro, peso óseo, nivel de grasa visceral, estandar de morfotipo, metabolismo basal y edad metábolica.


Así de simple, la diversidad y complejidad humana reducida a frios datos de un bioimpedante. Para él solo soy un ser humano de género másculino, sometido a alta actividad física, de 41 años, 167 cms que pesa 68.9 kg de los cuales 60.1 corresponden a masa muscular, 3.1 a masa oseá y el resto, un 10.4% es grasa corporal. Soy delgado y musculoso, con un gasto energético de 1799 kcal solo para mantenerme vivo y con una edad metabólica equivalente a la de un chaval de 12 años.


El Dr Tanita es bastante mentiroso, aunque siempre te miente igual si eres hombre y no te sometes a tratamientos hormonales, el muy cabrón simpre suele hacerte más gordo. Me gusta pisarle por las mañanas, desnudo, justo al levantarme, despues de mear y ver su hierática cara de bioimpedante haciendose el despreocupado, mientras alguna gota residual amenaza con caerle encima.

2) Plicometria o "Pellizquitos de Feber"

El pellizco puede ser desde una hermosa demostración de cariño fraternal, hasta una severa forma de represión juvenil. Como en el fondo somos biológicamente mucho más parecidos de lo que nos empeñamos en diferenciarnos socialmente, resulta que a todos nos da por almacenar los excedentes de nuestro obesogénico entorno vital, en los mismos sitios y de parecida manera. Asi que si te entretienes en pellizcar los pliegues cutáneos de mucha gente y medir sus diámetros óseos y perímetros de las extremidades, puedes inferir ecuaciones de regresión que nos dan valores referentes a la composición corporal y el somatotipo de la peña. El método es preciso, laborioso, requerido de experiencia por el muestreador y de un buen instrumental.

Como la valoración corporal forma parte del protocolo que empleo con mis clientes de entrenamiento personal, aprovechamos y nos la autoinflingimos entre compañeros de trabajo.

"Pellizquitos de Feber" me afina un poco más, hasta un 9.6 % de grasa corporal además de trocearme en ingentes valores sobre las partes de mi cuerpo y darme un sitio en el universo del somatotipo.

3) Criterios subjetivos o "la prueba del algodón"
Esto más que una metodología, es un cajón de sastre. En el caben todo tipo de impresiones propias o de terceros que conducen a reafirmar tu sensación de que estas más delgado, más fino, de que "estas paaaaal ironman". Desde un simple vistazo a fotos de triatlones de las pasadas temporadas, hasta la ampliación del número de agujeros que necesita tu cinturón para evitar que pierdas los pantalones, pasando por el comentario de ese conocido que lleno de envidia te pregunta por tu mala cara y si estas enfermo o por el contrario obvia tu delgadez y porte, como si no lo estuvieras para no darte el gustazo. Si tu ropa ha crecido de tamaño, el espejo te devuelve la mirada de tu yo enjuto y apenas te reconoces en fotos recientes, es que estas afinando. Un gesto, un elemento de tu fisonomia, como la marca de desgaste de los neumáticos, aparecerá siempre que llegas a "estar paaaaal ironman".

4) La Santa Madre
Como madre no hay más que una, no hay método más eficaz para determinar tu estado que el ojo materno, que persigue una imágen ideal de sus vástagos. Toda desviación de esa imágen materna idealizada se corresponde con sentencias filio-maternales; si tu madre te dice
¡hijo estas muy delgado! viene a equivaler que has inciado el proceso de ajuste corporal.
¡hijo no te pongas más musculitos! que estas fino fino, paaaal ironman.
¡hijo pareces De Juana Chaos! implica que has traspasado el límite, has ido más allá, al lado oscuro.
Huelga decir que puedes estar todo lo fino que quieras, pero sin un buen "afinamiento mental" simultáneo al físico, tenemos pocas opciones de éxito en nuestras metas. Para afinar la mente, aún necesito tiempo.


























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