martes, 29 de julio de 2008

Fénix de Embrunia

"Y enfrentaras los miedos ancestrales a la oscuridad, a la asfixia, a la desorientación, a la prisión de aguas tenebrosas. Y deberás transformarlas en aguas calmas, en el seno materno, cálido, ingrávido y primordial. De ellas surgirás renacido y serás ofrecido a la montaña que dictará tu destino". (del Alfa y Omega de Embrunia)

La natación de Embrun era a priori el segmento que más intranquilidad me producía: la noche cerrada al partir, las frías aguas, la orientación en la batalla de cuerpos buscando "Le Lumiere", los pies escarchados esperando la salida en las arenas y céspedes del lago, el frio antes y después de surcar las aguas, el té caliente para recuperar el color y el calor de manos y cara, esas y otras leyendas preocupaban a un mal nadador como yo.


Sin embargo fue con diferencia la fase más dulce del proceso de renacimiento. Un cierto orden y concierto es asumido por los triatletas que se esmeran en evitar problemas, al menos en el segmento de marea humana que mi pobre condición como nadador, recomienda habitar. Con un grito ensordecedor brotado de cientos de gargantas, casi al unísono, iniciamos el camino. Lejanas antorchas flotantes muestran el destino, mientras el sol inicia su ascenso hasta asomarse al cuenco entre montañas que forma el lago y de forma casi imperceptible, la claridad desaloja a las sombras. Amanece antes de completar la primera vuelta, el agua es cálida y mansa y deslizamos silenciosos, cercanos, concentrados unos junto a otros.


"Seras probado y no bastará la fuerza, el arrojo o el valor. Habrás de mostrar determinación o sucumbirás."


Y fui probado. Al poco del primer giro, en la vuelta inicial, ya con destellos de claridad coronando las cumbres de Embrunia, un certero manotazo hace saltar mis gafas que habrían de seguir puestas protegiendo las cuencas de mis ojos . Desaparecen al instante entre las aún sombrías aguas. "Pardon" me dice un aparentemente afectado triatleta, que continua su camino rápidamente.... Me detengo un instante. Me queda algo más media vuelta para llegar a la orilla, salir del agua, tomar otras gafas que tengo en boxes y retornar al nado, pienso. También pienso que se acabó la aventura. Es agua dulce, mis empañadas gafas no me permitían ver mucho mejor que ahora que mi mirada es borrosa. Incluso fuera del agua, veo mejor. Una indignación cruenta estalla en mi interior y mientras brota de mis poros, se convierte en determinación de acabar al contacto con el agua del lago. Nado con rabia, con más fuerza, con más ritmo, nadaré con la mirada velada. Saldré del agua como sea. Y así fue, salí del agua y completé mi mejor segmento de natación en IM de siempre.



"Y del lecho del lago, liberado del abrazo de las aguas, surgirás para ser inmolado por las cumbres, sometido a la ley de la montaña"

viernes, 18 de julio de 2008

Alfa de Embrunia

"Para ser, habrás de nacer y antes por tanto morir. Olvidar, desechar, anular lo que fueres antes del alfa, sin temor, sin recelo ni apego. Si no eres capaz de desprenderte de ti, no lo intentes, solo así iniciaras el camino" (del Alfa y Omega de Embrunia).

El Embrunman está modelado por la montaña, como el artista modela ciclistas clorofílicos ávidos de luz en el corazón de los Alpes. Recuerdo como de forma unisona, cuando en algunos foros indagaba sobre un hipotético ranking de dureza de los IM próximos en espacio y tiempo, recibía la misma respuesta: Nº 1: Embrunman.


Devoré las fabulosas y escasas crónicas, que pude encontrar. Entre el boom mediatico que en los últimos años ha ido alcanzando nuestro deporte, caracterizado por la espectacular promoción y difusión de muchas pruebas referentes, solo hay vagas y parcas referencias sobre el Embrunman. Los embrunios son reservados, muy comedidos y nada ostentosos.


Si la "organización" de una prueba triatlética pudiera oler, la del Embrunman olería a alcanfor. En Embrun el tiempo parece detenido hace 15 años. Sin el fasto y el despliegue de otras grandes pruebas, la organización del Embrunman es espartana. Justa y suficiente. Dotada de todo lo necesario, pero sin nada superfluo, añadido o extraordinario. Lo extraordinario es el propio entorno, la prueba en si. No detectas intención ninguna de promoción o de esfuerzo de extensión fuera de sus fronteras, de captación de más triatletas.

Supongo que obedece al carácter francés, Es su prueba, su triatlon, el Embrunman. Cada año se nutre de participantes, voluntarios y espectadores suficientes, coronando y destronando nuevos embrunios. ¿Para que habría de venderse al resto del mundo? Quien viene, sabe a que viene; a destruirse, a renacer a ser transformado por la montaña, a disufrir enormemente. Sin embargo, a pesar de sentir esa sensación de que todo es muy fácilmente mejorable, tampoco lo percibes como una necesidad. Al menos la primera vez. Los recursos. los eventos, los medios, son más que suficientes y el entorno, incomparable aún a pesar de su salvaje dureza, es difícilmente superable.



Aunque estoy preparado para volver, no se muy bien porque. Puede que para probarme si realmente soy uno de ellos, un embrunio y que no solo fui capaz de superar el reto aisladamente. Muchos lo logran sin convertirse, dotados de unas cualidades excepcionales, pero sin adquirir la comprensión que otorga la mirada. Mientras concluía la prueba el año pasado, me juraba que nunca más, que no podría afrontar de nuevo ese tránsito en los límites, beber de la incertidumbre. Sin embargo allí estaré si no hay contratiempo. Será el 15 de Agosto, en la 25ª edición.

lunes, 14 de julio de 2008

Alfa y Omega de Embrunia

"Embrunisher, así es como serás conocido desde ahora y hasta el final de los tiempos " tronó la voz en mi cabeza, voz que surgida de la profundidad del lago, como un reflejo de luz tardía, en el, volvió a sumergirse.
He sido fragmentado, particulado, destruido y diseminado. He renacido, y he sido reconstruido con dolor fragmento a fragmento, fortalecido, renovado, transformado.... Ahora, por fin, atisbo a comprender tantas cosas... (del Alfa y Omega de Embrunia)

Toda disciplina, arte, religión, ciencia o área de conocimiento se estructura sobre principios, dogmas, axiomas, postulados básicos o la simple fe ciega. Nadare, Ciclare, Correre son los Principia Triatletae que rigen las existencias de los discípulos y acólitos fieles de la forma de vida triatlética que han elegido. Pero en el seno de la corriente principal de pensamiento y práctica, surgen formas particulares, clases, grupos que se diferencian. Ironmanis, Olimpicos, Titanes, Xterros, Aquatletas, Duatletas, etc. Todos ellos se convierten en defensores proseletistas de sus grupos, extendiendo su verdad, su forma de práctica, aunque en un proceso temporal durante su vida deportiva, hayan podido pertenecer a diferentes grupos. Ganan adeptos para sus causas, los acogen, los preparan, los ilustran, los sumergen en su verdad y su modalidad.
Pero existe un reducido extraño grupo, los "embrunes o embrunios" que inusualmente, jamas aleccionan, animan o incitan a nadie a convertirse en uno de ellos. No desean a nadie, pasar por lo que ellos pasaron. No desean crecer en número. Su fuerza no está en el grupo. No te guiaran abiertamente hacía la transformación. Tendrás que valerte de tu propia determinación, que deberá ser firme e inquebrantable. Luego, si Embrun y sus míticos rincones te acogen en su seno, una vez transformado, seras uno de ellos.

En Embrun no hay premios que conmemoran tus esfuerzos, no hay pasaportes para lejanas islas cálidas, no hay lucha contra el tiempo. Todo sigue imperturbable desde hace años. Estas tu y la montaña. En Embrun no hay certeza. Solo hay certeza cuando todo acaba y por fin te ha transformado. Pero Embrun, te otorga "La Mirada". La Mirada del Embrunio. La mirada del que ha sido desentrañado por completo, vaciado, desmembrado por el esfuerzo, cegado por la inmensidad del entorno y llevado al límite de sus fuerzas y de su determinación. La mirada del que renace de sus restos, nuevo, diferente y pleno. La Mirada es signo de identidad de los embrunes. Si la ves, la reconoces y no la olvidas. La deseas y la buscarás. Suerte novicio.

"Muchos desearan serlo, muchos oirán la llamada, muchos buscarán La Mirada entre los valles de Embrun. Pero solo algunos serán Embrunes, los elegidos por la montaña".

Y decidí ser uno de ellos. Así fue como ocurrió.