martes, 11 de septiembre de 2007

Crónicas desde el Centro del Universo: En el filo de la navaja

En el filo de la navaja




En todo Ironman viajamos sobre el filo de la navaja. No resbalar, no caer de uno u otro lado, depende de múltiples factores. Averías mecánicas o “averías” físicas o fisiológicas, factores climáticos y ambientales, errores de cálculo y de estimación de nuestras capacidades, excesos o falta de confianza. La multicausalidad y el azar, campan a sus anchas revoloteando sobre nuestro hacer durante muchas horas. Cuanto más tiempo transcurra, más revolotean. Todo es posible. La preparación minuciosa y adecuada para la cita, limita el número de grados de libertad y restringe un poco el capricho del azar, disminuyendo el riesgo, favoreciendo el éxito. Pero aún así todo es posible. Bien lo sabéis todos o lo sabréis tarde o temprano.

Este año la isla se vistió de isla amable. Sin viento notable, con agradecidas nubes y dulce temperatura…. Pero hasta la amabilidad puede ser traicionera cuando viajas en el filo de la navaja. Después de salir del agua y establecer un ritmo de crucero vivo, transcurrieron los kilómetros y las horas sin apenas esfuerzo debido principalmente al flojo viento favorable, a la nueva alfombra de asfalto que atraviesa el paisaje extraterrestre de Timanfaya y el trazado novedoso, revirado y más acogedor que Famara y sus trepidantes caminos.


Tres horas de rodar acoplado, disfrutando del esperado día y ya 90 Km.¡¡¡¡ completados. No podía ser tanta la dicha. En 2006 el muro de viento se espesaba al intentar atravesarlo y ahora se abría a nuestro paso como humo ligero. Algo tenía que compensar tanta bondad. La gente volaba en sus bicicletas, completando parciales soñados. Recuerdo a Talin gritando al pasarme, a modo de saludo, “¡¡esto no es Lanzarote, que nos devuelvan el dinero!!” Sin duda la isla, esperando pacientemente, acabaría después cobrando su tributo a más de uno de los muchos desaforados triatletas que completaban el segmento ciclista de sus vidas.

Mi tránsito oscilante a los lados del filo de la navaja, se concretó en un molesto dolor en la rótula derecha que se agudizaba con los fuertes desarrollos. Comenzó como una molestia que persistentemente fue creciendo, madurando, resistiendo el embate de un par de gelocatiles. No me impidió subir los miradores, pues desaparecía cuando el rodar se hacía cadente y suave, así que había que aflojar el ritmo o terminaría pronto la aventura. Meses sin una sola molestia. Kilómetros y kilómetros recorridos, puertos, llanos, toboganes, descensos, horas y horas de sala de ciclo indoor, sin una sola molestia. Y hoy tenía que aparecer. Sobre el filo de la navaja.

La isla comenzó a recaudar las energías de las que se alimenta. El viento comenzó a reclamar su tributo. Los últimos 60 kilómetros, que en el plan previsto por buena parte de los 1040 participantes, supondrían el retorno al origen del día soportados e impulsados por el alisio, se convirtieron en un colosal esfuerzo. El inusual viento del día, acrecentado según el sol se alzaba en el azul canario y disolvía la toldada de nubes en Puerto del Carmen, se transformó en un gran cedazo que filtraba las necesarias energías para la carrera, que aplacaba los desbocados ánimos de los que ese día creyeron por fin, haberse hecho ciclistas maduros. Muchos aún sin saberlo, estaban ya condenados a sufrir una penitencia de 42 kilómetros.

Mi rodilla, me había convertido en muy prudente. La euforia ciclista desaforada del comienzo había dejado paso a la preocupación y a la duda. Las fuerzas acompañaban, estaban intactas, podía con el viento, el esfuerzo prolongado y el plan para las próximas horas de correr junto al mar. Sin embargo todo derroche de potencia se traducía en dolor y en dudas. ¿Podría correr con esa rodilla así? No lo sabría hasta bajarme de la bicicleta, luego no cabían lamentaciones de mi mala suerte, ni buscar respuestas a ¿Por qué a mi? ¿Por qué hoy? Recordé una vez más, que era mi cumpleaños, que estaba disfrutando de mi regalo y con el convencimiento de que ese día nada podría salir mal, me predispuse a seguir con el plan previsto para ese día. Correría un rato junto al mar.


3 comentarios:

Unknown dijo...

Suerte con tu blog Juan Diego. TE añadi a mi lista de blogs diarios.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Juan Diego, otro que se engancha a tu blog. Como es mi primera visita no he conseguido ponerme al día, pero lo que leido me ha gustado, así que volveré otros ratos a terminar y seguiré leyendo por aquí conforme vayas actualizando en el futuro. A ver como va ese curso y tus entrenos y la crianza de la cantera. Suerte campeón.
Toño-aguaverde

Serfinisher dijo...

Será un lujo tenerte de lector trizy...aún recuerdo como me enganchaba a tu púlpito camino a roth..

Toño... tienes tu rincón en las cronicas de Lanzarote.. pronto, pronto serás protagonista...
Un abrazo