Yo creo haber protagonizado “Navegando entre troncos, río abajo” pues así es como he percibido la natación. Imagina un río canadiense ancho y caudaloso, repleto de los troncos de enormes sequoyas alineadas, que flotan río abajo, prietos, muy juntitos, y que además baten sus largas ramas lentamente a un lado y a otro. E intenta progresar entre ellos. Así fueron los primeros momentos de la natación. Es sabido mundialmente que soy un mal nadador, pero mi exceso de humildad me llevo a cometer el error de salir entre los últimos participantes, buscando escapar de la lucha encarnizada por la vía acuática, que en puestos más cabeceros, se entabla. Los troncos son realmente lentos, grandes e insuperables. Hubieron de pasar bastantes minutos hasta poder encontrar mi espacio, mi trecho de océano atlántico en el que deslizar y fluir. No fue hasta el primer giro, que pude comenzar realmente a nadar y si somos honestos, hasta debí de ser descalificado con el reglamento en la mano, pues se formó tal atropello en ese giro, que fue necesario para muchos de los triatletas, sumergirnos un par de metros y vadear el atasco. El año pasado nade muy bien junto a la línea de boyas. Este año pensaron otros muchos que debía ser una buena idea y supuso un hermoso caos. Pero salir tan atrás me permitió descubrir algo.
El Secreto del Paquete
Observa al último triatleta. Ese individuo con neopreno sin mangas, que parsimonioso se deleita con el espectáculo que se desarrolla ante él. ¿Ya le reconoces?

Ampliemos un poco la imagen. Es él, Nacho Paquete, el gurú del Happy Ironman, rebautizado hoy en día como Nacho Happy IM. Dorsal 714, fiel a su cita año tras año en Puerto del Carmen con el espectáculo de natación sincronizada. ¿Qué hace ahí? ¿Qué significa ese gesto que hace con su mano derecha? Parece como si arrumbara. Rumbo 220 º.
¿Qué significa su sonrisa? Muestra un rictus entre deleite y burla. ¿Calcula cuantos rivales serán superados por su tenacidad en las próximas 14 horas? ¿Cuántas cabelleras cortará? ¿Es un killer triatlético que se alimenta de triatletas superados a los que otorga alguna ventaja? ¿O es por el contrario un luchador, un triatleta salmón que remonta contracorriente?
Sea como fuere, disfruta enormemente de ello y yo, que apenas me encontraría unos metros más delante de él, pude abrazarle uno minutos antes y escapar a su furia perseguidora….
No puedo por tanto más que expresar mi más absoluta admiración para los que se rebelan ante los miedos, las limitaciones y la oscuridad física, pues solo una absoluta determinación guiada de cegadora luz interior, puede hacer posible culminar el proceso de ser un IM y de ser capaz de ver aún en ausencia de luz. Ahora se que quizás si algún día ocurriera, también lo intentaría.

2 comentarios:
Acabo de leer de un tirón todo tu blog, me han encantado muchas de tus reflexiones.
Compartimos alguna afición, buceo y tri, lectura y escritura, cerveza y cerveza. También algunos amigos aguaverdianos.
Pasaré por aquí a disfrutar de tus crónicas.
Gracias Mago, pasa cuando quieras. Con el buceo estoy un poco no sé muy bien como definirlo, ¿peleado?, no quizás es más extenuado o exprimido además de desencantado, pero con el tri y la cerveza, hay una pasión irrefrenable. Espero que coincidamos en alguna prueba y sobre todo.. compartiendo una cerveza..
Publicar un comentario