Anteayer fue un día extraño. Contrapuesto. Triste y alegre, Tristegre. Alegre porque a primera hora del mismo, se confirmaron las esperanzas de no padecer ninguna lesión grave en mi columna vertebral como secuela del accidente. No hay más que las molestias inherentes a nivel muscular, después de un fuerte traumatismo. Es más, el buen doctor me recomienda "machacarme" pues parece que a los deportistas la inactividad, nos hace más mal que bien. Incluso me comenta, que a la vista de los resultados de la resonancia, podré estar en Lanzarote.
Triste porque llevo mucho tiempo apurando la hora límite, aguardando al tiempo de corte, para decidir. Agarrado al clavo ardiendo de la opinión médica, resulta que cuando el clavo no quema, arrojo la toalla. No voy a ir a competir en el IM de Lanzarote. Me falta algo. No se si es valor o decisión. No creo que sea falta de motivación. Pudiera ser falta de concentración. No puede ser falta de ilusión. Tampoco son falta de fuerzas. Si es posible que sea falta de confianza. No se muy bien que es, lo que además de mi cuerpo, quedó tirado en el asfalto el día del accidente. Tirado, arrastrado y disuelto por la lluvia que caía, aplastado por las ruedas de los coches que han seguido transitando por el lugar donde renové la oportunidad de vivir. No se aún que es lo que me falta. Pero sea lo que fuere, me impide afrontar el reto. Sería una osadía irreverente, ir a allí a ver que pasa. Sería de locos menospreciar a los Dioses de la Lava. Ellos exigen todo de ti. Ante ellos, has de presentarte en plenitud, física, psíquica y emocional. Cualquier otra cosa es de imbéciles.Me queda el consuelo de al menos haber podido elegir, tomar la decisión. No voy por que no quiero, no porque no pueda. Pero, ¿no quiero por que en el fondo no puedo? Claro que podría, pero no quiero. ¿Seguro? No estoy muy seguro. La cuestión es que no voy. La decisión me ha sorprendido a mi mismo.
Este año, no habrá entrada en meta con mis hijos, soportado por sus pequeñas manos y la sonrisa de sus caras orgullosas. No habrá el fundido abrazo con mis hermanos de lava, aún recién entrados a meta, con las medallas colgantes del cuello, que tintinean entre si. No habrá estallido de frescor en la boca, después de la primera cerveza antes de salir del recinto de boxes camino del hotel, envuelto en ese halo mezcla de sudor, éxtasis y agotamiento mágico. No habrá pulsera de goma profusamente colorida, que ostentar durante todo un año, hasta hacerse acreedor de una nueva. No habrá tantas cosas más.
Pero habrá otras cosas nuevas. Porque estaré allí disfrutando de la inconcebible aventura que supondrá este año el IM Lanzarote 2008. Si la mejor manera de vivir el IM es desde dentro, como protagonista, curioso, con la ingenua sorpresa de un niño ante su magnitud, estoy decidido a descubrir la "dureza" del IM desde fuera, como sufrido acompañante, como entusiasta seguidor, como esforzado animador de cada uno de vosotros. Porque este año sois muchedumbre a los que me unen tantas cosas, que espero poder alentaros con toda mi esencia. Porque este año son tantos lo acontecimientos que no puedo dejar de presenciar, que no puedo más que hacerlos también un poco mios. Viajaré en vosotros, untando confianza en los que debutáis. Viajaré en vosotros, avituallando de alivio a los que encaráis de nuevo el desafío auto impuesto. Viajaré en vosotros, estallando de incontenible alegría a los que lograreis vuestro sueño de lavas tropicales lejanas.
Seré finisher con cada uno de vosotros.... estad tranquilos, no os preocupeis por mi. Estaré allí.
