sábado, 14 de junio de 2014

Convaleciente aún, de regreso al Viciathlon

He estado enfermo. Del corazón. Del corazón y de la mente. De esa enfermedad llamada "amor verdadero" que se afinca en tu interior y afecta todo lo que te rodea, trasformándolo, exaltándolo y  trastocándolo profunda y definitivamente.
Aun sigo enfermo de amor, pero descuidad, que se ha cronificado y me acompañara el resto de mi vida.
 No os contaré aquí lo que supone una vida en plena sintonia interpersonal, ni de estar sumidos de continuo en la felicidad completa, ni de la comunión con otro ser humano o de lo improbable que es que algo así suceda y lo fácil que es  perdérselo en la vida.
Ahora que voy aprendiendo a vivir en este estado, puedo volver mi vista hacia todo aquello que repentina y bruscamente, había perdido toda su importancia , aun habiendo sido  refugio y escondrijo vital durante años.
Puedo volver la vista hacia el triatlon. Debo volver la vista la vista hacia el triatlon. Durante los últimos cuatro años en los que he vivido con toda su intensidad los efectos de la enfermedad amorosa , no he necesitado de nada, más allá de la necesidad de entrega total. Nada he añorado en este tiempo, pero también he descubierto que soy triatleta. No se con que derecho me atribuyo esa condición, sin apenas haber vivido como tal durante este periodo, pero así me siento.  Para poder expresar esta necesidad vital de entrega incondicional necesito también entregar al triatleta que llevo dentro. Si no fuera así, no estaría dando todo lo que soy, solo una versión incompleta.

Quiero ser Finisher de nuevo. Ser Finisher. Esta es mi versión 2.0  

2 comentarios:

Pablo Cabeza dijo...

Lo que dices demuestra que estás vivo, amigo. Un ejercicio de sinceridad y de valentía. La vida misma que nos atrapa , nos envuelve, enloquece y calma al fin. Un abrazo. Nos volveremos a encontrar!


p

Serfi dijo...

Espero nuestro encuentro, a pesar del tiempo y distancia de alguna forma seguimos conectados... Un abrazo